martes, 16 de octubre de 2012

LA LAVADORA, TODO VENTAJAS

Levantarse y descubrir que existe un lugar en este mundo, sobre el que un austriaco quiso volver a saltar teniendo el cielo tan cerca, en el que los ciudadanos van a votar la posibilidad de otorgarse un sueldo mínimo y fijo para evitar el tan denostado hábito de trabajar por necesidad, es una bocanada de aire fresco a la esperanza.
En ese lugar, donde las vacas pacen sin estrés, donde los pastos crecen con el rumor de los vientos alpinos, donde los aires son mas puros, donde los chocolates parecen elaborados a mano para resultar ser un mayor placer para el alma,  se acumulan los millonarios y sus incontables cantidades de posibles con un problema que no había tenido solución hasta ahora.
La presencia de tanto dinero es un cebo demasiado tentador para quienes sufren del mal de la necesidad.
La necesidad es un estado que puede empujar, a quien lo padece, a perturbar el plácido pacer de quienes no la conocen, de ahí que, quienes pacen en abundancia, necesiten de la plena tranquilidad que da el poder disponer de prados sin vallas, sin peligro de poner en riesgo al ganado, sin necesidad de tener muchos vigilantes alrededor.
El modo de conseguir la tranquilidad del que pace tiene una doble vertiente: o ponemos a buen recaudo los pastos o, hacemos que los de los vecinos también estén bien surtidos, evitando la necesidad de desear el de otro.
Pes bien, solución hallada. En tanto que la herramienta nacional de suiza es la LAVADORA, ese maravilloso invento que ha permitido romper las cadenas de tantas y tantas amas de casa; ese maravilloso artilugio que permite lavar mucho más de lo que uno pueda ensuciar, y, aprovechando sus rendimientos a escala, se ha decidido que, de los frutos de semejante aparato, se sacarán parte para repartir entre los posibles candidatos a necesitados para no perturbar el pacer de quienes acumulan gracias a tanta colada.
Enhorabuena a los suizos que, gracias a ese blanquecino dinero, otrora con aspecto dudoso, puedan alcanzar el nirvana del trabajo por gusto y no por necesidad, aportando, este envidioso necesitado, una última idea: el día de la invención de la lavadora, fiesta nacional.

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